lunes, 14 de junio de 2010

LA NIÑA DE HENG-SHUI

Os voy a contar mi historia, no es una historia normal, pero merece la pena contarla porque así se sabrá lo que sufrimos en esa época. Me llamo Nai-Cheng tengo 73 años y vivo actualmente en Pekín con mi hija.
Todo empezó en el 14 de agosto de 1944, un día nublado en el poblado de Heng-Shui, un pueblo pacífico que se situaba al sur de china, era por la mañana temprano y yo dormía, aunque mi abuelo, solía decir que en estos tiempos es mejor dormir solo con un ojo cerrado debido a que estábamos en plena 2ª guerra mundial y los estadounidenses no paraban de atacar pueblos del sur de China, oí unos ruidos que me parecieron extraños levante la cabeza y vi una sombra en la puerta, me abrace a una bufanda que hice con mi madre. Me asomé y vi a mi padre entrar con cajas de fruta y carne. Cada tiempo viajaba durante un día a varios pueblos para comprar comida y ropa
-Me has asustado...- dije medio dormida
-Lo siento hija sabes que vuelvo tarde.
Volví a la cama, bueno volví al suelo porque dormíamos debajo de una mesa con dos mantas, dormíamos mi hermano y yo. Cuando me fui a tumbar oí un sonido fuerte como un disparo, salí al pasillo corriendo asustada y un hombre alto y blanco me cogió en brazos, iba vestido como un militar si no recuerdo mal…no hizo falta que nadie me explicara que pasaba al ver a mi padre rodeado de un charco de sangre. No eran estadounidenses sino alemanes, mi abuelo me había contado que los alemanes eran peores y encerraban a la gente que no era como ellos. Los reconocí al ver la esvástica de las SS. Recuerdo que lloré, lloré desconsoladamente como si fuera el último día de mi vida.
Me llevaron en la parte de atrás de un todo terreno como si fuéramos un equipaje y a mi hermano en otro. Pronto montamos en un avión en un pueblo que ya habían destruido puesto que la zona del sur de china era famosa por tener aviones. Dormí en el avión pero mal, me sentía asustada y con ganas de saber donde íbamos y que hacia yo en ese avión. Sabía que iba a morir no sabía como ni por qué pero me metalicé. Llegamos al campo de concentración me pareció rarísimo, veía a la gente delgada sucia y pobre. Allí conocí a Abraham un chico de mi edad muy amable que me ayudo a salir de allí. Estuve allí 3 años no os cuento lo que paso porque, que os voy a decir fue todos los días lo mismo. Lo que me pregunto todavía es porque no nos mataron lo antes posible. El 17 de octubre de 1947 nos trasladaron a otro sitio, nos pusieron en filas y nos daban latigazos para que anduvieramos. A la gente del campo le daba igual que les mataran, torturaran o lo que sea. Abraham siempre llevaba una navaja suiza consigo y ese fue el motivo por el que pudimos salvarnos y seguir nuestra vida juntos. Al salir del campo de concentración se armó barullo pero poco tiempo. Los nazis no perdían mucho tiempo con dos personas que desaparecen.
A los dos años me quede embarazada de alba mi hija y tiempo después se acabo la guerra y murió Hitler. El tiempo en la aldea y en el campo de concentración se me paso muy lento pero el tiempo con Abraham se me paso rápido. Parece que fue ayer cuando oí el disparo que mato a mi padre.
-¿alguna otra cosa que comentar?
-No, ha sido un placer declarar aquí.

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